Venezuela: no se trata de una lucha de ángeles contra demonios

"La lucha no es entre unos buenos y otros malos, o unos más demócratas que otros, es una lucha de clases, de dos bloques que se disputan el poder”. (Sociólogo Ariel Ávila Martínez)

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La llanura es bella y terrible, a la vez; en ella caben holgadamente, hermosa vida y muerte atroz» (Rómulo Gallegos)

Llegó Venezuela este domingo 30 de julio a una expresión más de lo que realmente ha venido viviendo desde hace ya muchos años: una lucha de clases, y no a la visión expuesta por la prensa militante de ambas partes, invocando a una maniquea lucha entre ángeles y demonios.

El sociólogo, politólogo y abogado colombiano, Ariel Ávila Martínez, lo describió en 2016 en la revista colombiana Semana, no sin advertir que lo pensó mucho antes de escribir sobre el tema, «ya que el radicalismo a la hora de los análisis sobre Venezuela hace casi imposible una discusión seria, apaciguada y argumentada«.

«Lo que se está dando es una lucha política entre una vieja élite corrupta, que no fue capaz de renovarse y una nueva élite también con grados altos de corrupción y grados altos de ineficacia burocrática». «Pero la lucha no es entre unos buenos y otros malos, o unos más demócratas que otros, es una lucha de clases, de dos bloques que se disputan el poder».

 
En ese contexto, para el bloque oficialista, «la Constituyente es la única salida inmediata que tenemos para resolver los problemas entre venezolanos, garantizar la paz y derrotar la violencia. Frente a las balas y el odio; votos. La nueva Constitución será sometida a referendo, allí estará su legitimidad«.

Para el bloque opositor, apuntalado fuertemente por gobiernos extranjeros como el mexicano de Enrique Peña Nieto, «la llamada revolución bolivariana busca este domingo blindarse con una Asamblea Constituyente que tendrá poder ilimitado para refundar el Estado estilo Cuba comunista y depurar todas sus instituciones«.

A través de su cuenta de Twitter, el coordinador nacional de Voluntad Popular, Leopoldo López, escribió:

“Hoy ocurre el fraude más grande de nuestra historia: ilegítimo, inconstitucional, viciado electoralmente y en medio de una brutal represión”.

 
En una llamada telefónica, el vicepresidente estadounidense Mike Pence, reiteró el viernes pasado al líder opositor Leopoldo López, bajo arresto domiciliario, que si Maduro impone la Constituyente, su país responderá con más sanciones económicas.

El pasado 26 de julio, Washington anunció sanciones contra 13 figuras clave del Gobierno de Maduro como forma de presión para evitar que se realizara la votación de este domingo. Las sanciones incluyen la confiscación de bienes y cuentas bancarias y la cancelación de visas para ingresar a Estados Unidos.

Por su lado, a través de un comunicado oficial, Enrique Peña Nieto expresó «su preocupación por la grave crisis por la que atraviesa Venezuela, y reitera su llamado al gobierno del Presidente Nicolás Maduro a restablecer plenamente el régimen democrático y el estado de derecho de manera pacífica«.

Varias fueron las reacciones en México condenando lo que para muchos refleja, una vez más, la hipocresía y el sometimiento del gobierno de Peña Nieto. El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, figura indiscutible del acontecer político en México de las últimas décadas, lo dijo así en un artículo publicado en el diario La Jornada:

«¿Enojo, irritación, encabronamiento? ¿Vergüenza, lástima?, son sentimientos que se agolpan frente a la pusilánime e ignominiosa actitud del gobierno mexicano, que se rebaja para acatar la instrucción del gobierno de Estados Unidos, de su presidente, al entrometerse en la política interna de Venezuela y declarar, oficialmente, que aplicará a 13 funcionarios o ex funcionarios venezolanos las mismas sanciones que decretara el gobierno de Trump, sin siquiera presentar argumentos propios para sustentar estas medidas, en un claro sometimiento intervencionista y servil».

 
Mientras tanto en Venezuela, muy incierto está lo expresado por el personaje Santos Luzardo en Doña Bárbara del escritor Rómulo Gallegos:

«Algún día será verdad. El progreso penetrará en la llanura y la barbarie retrocederá vencida».

 
La noche de ayer sábado fue asesinado dentro de su casa el candidato chavista a la Asamblea Constituyente José Félix Pineda, en el barrio Brisas del Sur del municipio Heres, estado Bolívar.

También el sábado, el alcalde de la ciudad de Mérida, Carlos García, confirmó el asesinato de Marcel Pereira en la población de Chiguara, municipio Sucre de esa entidad andina, producto de un impacto de bala.

Durante la jornada dominical, un artefacto explosivo fue detonado en medio de enfrentamientos entre militares y manifestantes opositores en el este de Caracas, dejando por lo menos cuatro uniformados heridos, según constató un equipo de AFP.

La explosión se produjo en una avenida del acomodado sector de Altamira, donde decenas de opositores protestaban contra la elección este domingo de la Asamblea Constituyente, convocada por el presidente Nicolás Maduro.

Fragmento de Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos

“La llanura es bella y terrible, a la vez; en ella caben holgadamente, hermosa vida y muerte atroz».

 

Redacción/Entre Noticias

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