La reforma inmigratoria 2013 Vol. 1

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La discusión sobre una posible reforma de la Ley de Inmigración no es el simple resultado de un encuentro de dos senadores de buena fe en un gimnasio en Washington DC que después se comunicaron con otros colegas.

Por Miguel Tinker Salas

Primera parte de un exhaustivo ensayo sobre el tema inmigratorio en Estados Unidos: cómo los resultados de las recientes elecciones, los cambios demográficos y los movimientos sociales han pavimentado el camino para promover este 2013 una reforma inmigratoria profunda e integral en nuestro país.

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Reflexiones obre la Reforma Inmigratoria en los Estados Unidos

Después de un sinnúmero de promesas, ahora parece que la clase política y la sociedad de los Estados Unidos está dispuesta a bregar nuevamente con el tema de la inmigración. Una encuesta realizada por la compañía Gallup señala que el 72% de la población favorece una reforma que permita a personas indocumentadas legalizar su estado y acceder a la ciudadanía estadounidense.

La última vez que se reformaron las leyes de inmigración, permitiendo la legalización de cientos de miles de personas, fue en 1986 bajo la administración del presidente Ronald Reagan cuando se adoptó la llamada ley IRCA (Acta de reforma y control de inmigración). Actualmente, un grupo bi-partidista de senadores se han reunido y han sentado los parámetros para reformar el sistema de inmigración vigente. Estos acuerdos incluyen una vía para legalizar la presencia de millones de personas indocumentadas, proponiendo como condición para lograr esta meta que se certifique la supuesta defensa de frontera, se pague una multa (aún sin definir), se pague impuestos, se fortalezca el sistema de verificación electrónica para obtener un empleo (E-Verify), se establezca un sistema de trabajadores huéspedes (que no tendrían derecho a inmigrar aún cuando hay más de 20 millones de desempleados en el país) y que los solicitantes a la legalización “regresen” al final de la fila, atrás de todas las personas que anteriormente han solicitado acceso formal a los Estados Unidos.

Según los medios de comunicación y algunos llamados expertos, los políticos en Washington están motivados por la participación electoral de los latinos y latinas en la última elección, donde una mayoría abrumadora le dio su voto a Barack Obama. El presidente había prometido ya en 2008 reformar el sistema de inmigración. Sin duda esto es una variable a considerar, pero hay otros.

El clave factor demográfico

La discusión sobre una posible reforma de la Ley de Inmigración no es el simple resultado de un encuentro de dos senadores de buena fe en un gimnasio en Washington DC que después se comunicaron con otros colegas. La realidad es que el país enfrenta cambios demográficos transcendentales que podrían cambiar por completo el panorama político. El aumento de la población latina y asiática, aparte de la disminución y el envejecimiento de la población euro-americana en este país, podrían a largo plazo reducir a los simpatizantes republicanos a un partido de carácter regional e incluso una minoría política.

Solamente en California, los latinos y latinas serán el primer grupo étnico en 2014, formando el 39% de población y llegando a más del 48% en el 2060. La “súper mayoría” obtenida por los demócratas en ambas cámaras del Congreso estatal en California sirve de ejemplo de lo que podrían enfrentar los republicanos en otros estados donde los cambios demográficos han comenzado a modificar el paisaje político y donde sus políticas hostiles hacia los inmigrantes, gente de color, y su conservadurismo hacia temas sociales los han apartados de las preferencias de la mayoría de la población. El cambio de actitud por parte de algunos líderes republicanos e incluso algunos demócratas, refleja el hecho que ya no pueden seguir manipulando y dilatando el tema de la inmigración sin pagar un alto costo político.

El protagonismo de la comunidad Latina

Más allá de lo que ocurre en Washington DC, hay otro trasfondo que también motiva las acciones de la clase política: el papel protagónico de la comunidad latina en los últimos veinte años es un factor esencial en los cálculos de los políticos estadounidenses. Desde 1994 y aún antes, cuando los republicanos en California declararon la guerra contra la población indocumentada y por extensión la latina, la comunidad ha respondido con movilizaciones, campañas, protestas, peticiones y acciones de cabildeo. En múltiples ocasiones, los jóvenes en las escuelas secundarias y las universidades tomaron la iniciativa y ayudaron a movilizar a la comunidad.

Comenzando en 1994, los esfuerzos por imponer la enmienda 187 en California, no permitir el uso de la categoría de raza en las escuelas o los contratos y declarar el inglés como el idioma oficial del estado y por consiguiente el país, tenían otros propósitos. En su esencia, buscaban marginalizar a la creciente población latina y gente de color, debilitar su capacidad de organizar y reforzar los estereotipos raciales que operaban y siguen operando en la sociedad estadounidense. La participación de los latinos y latinas en los últimos 20 años no sólo tenía como objeto un cambio en las leyes de inmigración: está ligada a una lucha con antecedentes históricos por los derechos civiles de los latinos y latinas y por el reconocimiento de su papel fundamental en el tejido social de este país. Aun con los cambios demográficos y muchos logros, la invisibilidad de los latinos y latinas en los medios de comunicación, en el cinema, en el arte, la cultura y en múltiples otras áreas demuestra que todavía hay mucho por hacer para lograr un trato equitativo.

El otro factor que ha contribuido a este proceso son las movilizaciones que ocurrieron en todo el país a raíz de la llamada ley de Protección Fronteriza, Anti-terrorismo y Control de Inmigración Ilegal, conocida como la Ley Sensenbrenner (H4473) aprobada por el congreso de los Estados Unidos en diciembre del 2005. Las movilizaciones en contra de la ley Sensenbrenner sobrepasaron a todas las anteriores acciones públicas en pro de los derechos civiles, en contra de la guerra de Vietnam o en pro de los derechos de la mujer. La posibilidad que esta ley represiva fuese adoptada por el senado y se convirtiera en ley tocó la conciencia de millones de personas latinas y gente progresista, que al movilizarse produjeron marchas millonarias que estremecieron la mentalidad de este país y repercutieron en América Latina. Los presidentes de Latinoamérica reunidos en la cumbre Iberoamericana en Montevideo criticaron la criminalización de los inmigrantes en los Estados Unidos y la construcción de la muralla en la frontera con México. Los mandatarios de la UNASUR (Unión de Países Sur Americanos) condenaron la ley represiva en Arizona la llamada SB 1070.

Las marchas de los inmigrantes sirvieron para canalizar el descontento político y social que aumentaba durante la segunda administración de George W. Bush. Estas acciones contaron con el apoyo de millones de personas indocumentadas que al salir a protestar, reclamaban incondicionalmente su papel fundamental en esta sociedad. Sus acciones también obligaron a los medios de comunicación comercial en español a brindar su apoyo a una comunidad que se encontraba bajo ataque.

La reforma IRCA implementada por la administración de Ronald Reagan en 1986 tampoco fue producto de la simple buena voluntad del presidente. Desde mediados de la década de los 1970s, la comunidad latina había estado presionando por una reforma migratoria. La ley que firmó Reagan fue producto de años de negociaciones y presiones por parte de los movimientos sociales de esa época para que no sirviera de excusa para incrementar la discriminación contra la población latina. En aquél entonces, se temía que el uso de formas de verificación de empleo propuestas por el gobierno aumentaría la discriminación contra personas de tez morena.

En el siguiente artículo, la segunda parte de este ensayo donde se analizan los parámetros de la llamada Reforma de 2013, cuáles son las ventajas y las amenazas de las propuestas para los latinos y latinas en Estados Unidos.

Sobre nuestro columnista:

Académico y autor de origen venezolano, Miguel Tinker Salas es una reconocida voz en temas políticos y sociales que conciernen a la comunidad latina en Estados Unidos. Sus obras han tratado sobre los movimientos sociales en Latinoamérica, sobre inmigración, sobre la crisis de seguridad en México, sobre Venezuela, siendo ampliamente galardonado en ambos lados de la frontera por su trabajo. Actualmente es profesor de Historia de Latinoamérica y Estudios Chicanos en la Universidad de Pomona, California.

Bonus track: VIDEO sobre lo que pensaba Ronald Reagan, el último emblema republicano, sobre el tema inmigratorio (en inglés):

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